Juguetes eróticos

En la alcoba de Valérie: MIA 2 o cómo subirte el color de los labios…

Desmond Morris, en su celebérrimo libro El hombre desnudo, plantea una hipótesis que, en su momento, pareció revolucionaria y hoy en día resulta todavía curiosa: a las hembras de nuestra especie (especialmente a las hembras, pero también a los machos) les somete en sus criterios estéticos una arcaica y anclada voluntad de apelar al cortejo del macho, a través de  diversas estrategias de las que también forma parte la «auto imitación corporal». Es decir, el falsear, disfrazar o camuflar una parte de su cuerpo con la voluntad de que se parezca a otra. O, dicho de otra forma, establecer un vínculo simbólico entre dos partes del cuerpo de manera que, aunque la principal permanezca oculta, la visible nos remita directamente a la que no se ve. Un ejemplo palmario: los labios.

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MIA 2 o el color de los labios

Así, y según esta tesis, no olvidamos el tiempo aquel en que andábamos a cuatro patas y con el culo en pompa, por lo que, cuando, frente a alguien a quien queremos atraer sexualmente nos humedecemos los labios o cuando nos hacemos algún tratamiento quirúrgico o químico para aumentar su grosor, carnosidad y firmeza; o cuando ponemos morritos en una foto no son los labios lo que de verdad queremos mostrar, sino la referencia simbólica a la que remiten; los labios de la vulva.

De esta tesis antropológica podemos sacar, por tanto, varias conclusiones; la primera, ya manida, de que el fin último del deseo sexual es reproductivo (cuestión hoy en día ya más discutible que aquella de que si el hombre puso o no el pie en la luna) con lo que, para conseguir la atracción del o la otra, no dudamos en falsear nuestra imagen. Y, la segunda, que en tareas de seducción, lo que de verdad resultaría atractivo (de «atraer») son los labios de la vulva, mientras que los labios de la boca son un elemento subsidiario, una réplica visible, una copia, una simple llamada de atención a lo que de verdad importa.

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MIA 2 o los labios que de verdad importan…

Y aquí es donde entran los de LELO, que las ven venir desde lejos, casi tanto como el bueno de Morris, para proporcionar un artilugio que nos permita centrarnos en los labios principales (que, como decimos, no por estar abajo dejan de ocupar lo alto del pódium). Y es que MIA 2 parece un pintalabios, pero, en realidad, solo hay que conocer que la respuesta anatómica de la vulva en la fase de excitación sirve para humedecer, aumentar la turgencia, el grosor y subirles los colores a los labios, para saber que es un pintalabios… de los labios que de verdad importan.

MIA 2, el camaleónico…

Bajo el aspecto formal, como ya venimos refiriendo, de un pintalabios, con apenas doce centímetros de largo y dos de ancho, en MIA 2 se esconde un potente estimulador de clítoris (dos veces más potente que el anterior MIA, uno de los primeros lanzamientos de la firma). Una potencia suministrada por un motor dotado de seis velocidades y diferentes patrones de vibración, que se controlan con una discreta interfaz situada en su mitad. Como es habitual en LELO, su diseño ergonómico y la calidad de su tacto (un sofisticado plástico hipoalergénico que permite transmitir mejor las vibraciones) hace que, nada más alcanzarlo, se te pegue a tu mano en espera, como decía aquel, de más altas metas.

Al destapar la parte superior (la que se asemeja a la zona de color de un pintalabios), descubrimos que, además de un pintalabios, se parece a una de esas memorias USB, pues incluso tiene un conector para recargar su batería en cualquier puerto USB. Y por si fuera poco, es completamente sumergible, vamos, que lo puedes usar dentro del acuario de Barcelona, siempre que no te den miedo los tiburones (que no sé yo muy bien cómo andan estos de clítoris…). MIA 2 ha nacido para acompañarte allá donde vayas, pues su discreta forma, su tamaño y su robustez garantizan discreción y resistencia a prueba de traqueteos y curiosos. No en vano es un superventas…

Vamos, toda una fiera que me hace pensar, al hilo de los planteamientos filogenéticos de Morris, que si MIA 2 hubiera existido en ese tiempo en el que todos éramos animalitos desnudos de expuestos genitales y celos endiablados, (aquel tiempo tan antiguo pero que parece que tantísimo condiciona hoy en día nuestra sexualidad) posiblemente los amantes, en lugar de mirarnos la boca, nos mirarían el bolso. Y el interesantísimo Desmond Morris, en lugar de a la antropología, hubiera tenido que dedicarse a hacer calceta (si es que no se puede tener todo).

Algunas preguntas que seguramente te planteas…

¿Qué lado es el que se usa, por donde se esconde el USB o por el otro cónico?

Todo él vibra y reparte las vibraciones por toda su superficie, pero el movimiento se concentra más en la parte cónica. Esa versatilidad permite, entre otras miles de sutilezas, que, si centras esa zona en la parte externa del clítoris, MIA 2 siga estimulando el resto de la vulva.

¿Me lo recomendarías por encima de otros de LELO?

Es recurrente que, a las que nos dedicamos en consulta a estos menesteres de abordar el hecho sexual humano, se nos pregunte qué tipo de estimulador genital puede sernos de mayor eficacia. En tales casos, y antes de hacer una recomendación concreta, conviene conocer el nivel de madurez sexual de quien te lo pregunta, porque en función de este será más conveniente uno u otro artilugio. Digo esto porque MIA 2 es un estimulador idóneo para mujeres que se inician en su sexualidad o las que andan todavía explorándose un poco, sin que por ello deje de ser enormemente eficaz, después de esa fase de iniciación (estimular bien el clítoris es capital, independientemente de en qué «nivel» de desarrollo sexual se encuentre una). Así que, en el caso de MIA 2, te lo recomiendo, sin por ello excluir ningún otro de LELO. También es ideal si te vas de viaje y tienes que pasar un control de aeropuerto (lo que me suele pasar a menudo). Lo puedes llevar con toda tranquilidad en el bolso sin que por ello te pregunten «¿Y eso qué es?».

¿Tarda mucho en cargarse la batería, y una vez cargada, dura mucho?

La carga completa tarda apenas un par de horas. Luego, te permite noventas días activo si está en reposo y una hora y media de funcionamiento a todo tren. Suficiente, ¿no?… que me parece que tú eres de las mías, no me refiero a francesa, sino de orgasmo, digamos, «exigente».

Puedes acceder a la página de este producto en la web oficial de LELO, aquí.

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