Dicen los gourmets que la carne de percebe es una de las más apreciadas de todos los mariscos debido a su textura delicada, su intenso sabor (marino, salado y con un ligero toque dulce) y a la dificultad de su captura (zonas rocosas de difícil acceso, batidas por fuertes olas). Estas cualidades no solo lo han convertido en el plato estrella de las cenas navideñas, sino también en el más caro, llegando a alcanzar los 200 euros el kilo. Casi nada. No seré yo la que ponga en duda las bondades de esta delicatessen, pero desde que descubrí que la mayor parte de su cuerpo es polla, no los quiero ni regalados.
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La reproducción de los percebes
El percebe (Pollicipes) es un género de animales invertebrados marinos, del orden de los crustáceos cirrípedos, perfectamente adaptados a vivir de manera sedentaria, adheridos al fondo marino, rocas, madera, cascos de barcos, etc. Este pequeño crustáceo suele alcanzar su madurez sexual aproximadamente a los dos años de edad, momento en el que busca con quién aparearse, por lo general, en un periodo que va desde primavera a principios de otoño.
Todos los animales de este género (compuesto por más de 1220 especies repartidas por casi todos los océanos) son hermafroditas, es decir, tienen órganos reproductores masculinos y femeninos; y al igual que otros animales como los caracoles o las babosas , asumen uno de los dos roles en cada época de apareamiento, dependiendo del sexo que más abunde a su alrededor.
Considerando que vive aferrado a una superficie, ¿cómo demonios puede aparearse con algún ejemplar de su colonia? Copulando o pseudo-copulando. ¿Y cómo llega el macho a la hembra? Extendiendo su pene, que puede superar hasta 8 veces el tamaño de su cuerpo. Repito: el tamaño de su pene puede tener una longitud 8 veces mayor que la de su tamaño corporal. Solo de este modo puede alcanzar a los congéneres que han asumido el rol femenino e intentar la fecundación.
No tiene ninguna preferencia por ninguna hembra, sino que lanza su miembro y lo intenta con todas, hasta que una acepta. En ese momento, se produce la cópula o pseudo-cópula, que suele durar una media de 2,4 segundos (y oscilar entre 0,6 a 42 segundos), aunque se puede repetir muchas veces con distintas hembras y machos.
De hecho, según un estudio publicado en Journal of Zoology, sobre la reproducción de una colonia de percebes Tetraclita japonica o Kurofujitsubo, una hembra aceptó 582 penetraciones de 11 machos durante, aproximadamente 8,5 horas. Y no solo eso, algunos de los miembros de esta colonia (unida a un muelle de hormigón intermareal) intercambiaron sus roles sexuales durante las cópulas, alternando de macho a hembra según el sexo elegido por el ejemplar que tenían más a pene mano.
¿Y por qué se llama pseudo-cópula? Porque el macho no libera su esperma en el interior del cuerpo de su pareja, sino en la cavidad del manto o concha, un espacio entre el depósito y el cuerpo, donde los huevos son fecundados y crecen, hasta convertirse en larvas que son expulsadas al exterior. Después de ser liberadas al agua, las larvas pasan por distintas etapas de desarrollo (durante las que son desplazadas por las corrientes oceánicas) antes de adherirse a una superficie, metamorfosearse en percebes adultos y formar una nueva colonia.
Un pene camaleónico
El pene del percebe no solo es grande en proporción a su cuerpo, también varía en relación a su hábitat. Esta capacidad de adaptación fue descubierta por Christopher Neufeld y Richard Palmer, de la Universidad de Alberta (Canadá). Tras plantearse por qué los percebes tenían miembros largos y delgados, ya que corrían el riesgo de engancharse en rocas y salientes si flotaban en aguas con fuerte oleaje, los biólogos marinos compararon los penes de ejemplares que vivían en puertos resguardados de las mareas con los de otros que habitaban en aguas bravas.
¿El resultado? A diferencia de los falos de los primeros, que eran largos y delgados para poder alcanzar al mayor número de parejas posible, los de los percebes que vivían en zonas con fuertes mareas eran más cortos y gruesos, facilitando su control y estabilidad. No solo eso; si la larva de un hábitat termina viviendo en otro, adaptará su pene a las condiciones de su entorno, con independencia del tamaño y forma del de su progenitor.
A la captura de espermatozoides
Otra duda inquietaba a los científicos, ¿cómo se reproducen los percebes que viven solos o en diminutas colonias, como los Pollicipes polymerus? Durante algún tiempo, creyeron que esta especie solitaria que habita en la costa noreste del Pacífico se autofecundaba, de ahí que su pene sea más pequeño («apenas» la mitad de su cuerpo) que el de sus parientes lejanos, pero no había ninguna prueba de ello… y con razón: los Pollicipes polymerus no se autofecundan, sino que hacen spermcasting, es decir, capturan espermatozoides que flotan en el agua.
Esta es la conclusión de un estudio publicado en 2013, en el que también participaron Christopher Neufeld y Richard Palmer. Tras analizar la composición genética de las masas de huevos fertilizados de ejemplares aislados, los investigadores descubrieron que el ADN que contenían procedía de otro ejemplar, por lo que aventuraron que el solitario percebe no se había autofecundado, sino recogido el esperma del agua, al igual que otros animales como los corales o las esponjas.
Su lucha por la supervivencia y la perpetuación de la especie es fascinante. ¿No te parecen motivos de peso para dejar a los pobres animalitos vivir en paz? ¿No? El ser humano no deja de sorprenderme… En fin. Bon appétit.