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Guarrerías: La lógica Forrest Gump y las reglas de la dialéctica soez

Y ahora las guarrerías… ¡Ya estamos con otro topicazo que nos trae esta petarda! Eso son cosas que se sacan de los vídeos porno…

Puede que estés pensando algo así con solo leer la palabra «guarrerías» o que te consideres con una madurez sexual suficiente para entender si quieres o no utilizarlas, con experiencia sobrada para usarlas como, cuando y con quien debes o simplemente te venga a la cabeza el término, acuñado por aquel sonado filósofo del lenguaje y poeta español, «guarreridas». Sea cual sea, lo que no me puedes negar es que las definidas como «palabras soeces», antes y durante el acto sexual, siguen perteneciendo a los dominios del tabú. ¿O es que no persiste la lógica Forrest Gump?

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Guarrerías: La lógica Forrest Gump

Esta exclusiva y reinante lógica se aplica a mujeres y hombres de modo distinto, porque está claro que «guarra es la que dice guarrerías» y «un crack el que dice y hace guarradas». Podría enmarañarme en los porqués y las actitudes indiferentes que comportan, pero desmontar esta lógica es mucho más sencillo; lo que marca la diferencia es entender el sexo como ese espacio íntimo, donde la confianza no es cuestionada. Y es que donde hay complicidad íntima hay disfrute… hasta de las guarrerías y guarradas o ¡sobre todo de las guarrerías y las guarradas!

Guarrerías: Las reglas de la dialéctica soez

En pareja, ese sitio sentimental de confort y libre experimentación, puede que todo esté más claro: ¡dame más fuerte!, te voy a hacer esto o lo otro, métela por allí o por allá o incluso el córrete aquí o acá serán, muy probablemente, parte de una comunicación ya estándar. Pero también puede ser que nos reprimamos con las personas que mejor nos conocen. Seguro que sabes de alguien que le ocurre porque, como dije, las guarrerías siguen estando bajo ese sempiterno tabú de la pureza romántica.

Démosle la vuelta: quizá no hay nada más puramente romántico que la confianza sexual que permite elaborar los escenarios de las fantasías eróticas de mujeres y hombres. Y es que decir guarrerías va de eso, de fantasías sexuales y, como todo, también tienen sus reglas o, más bien, principios:

1. Fija los límites (y no los sobrepases)

Pensarás que para convertirse en un/a pro de las guarrerías tienes que empezar por abrir la boca y soltar lastre, pero, en realidad, esto comienza por abrir tus oídos. Y es que tienes que fijar los límites que tu pareja te marque. ¿Cómo? De la manera que te resulte más natural; desde hablarlo directamente en una cena hasta observar su reacción a un comentario mojigato sobre una peli. Por ejemplo, estáis viendo Espartaco de Kirk Douglas y le preguntas: «¿Ha dicho que está mojada o que se la quiere comer como una fiera del circo romano?».

Bueno, vale, igual me he pasado (igual no), pero la idea es que siempre es mejor hacer las aproximaciones con algo de humor espontáneo.

En cualquier caso, trata de replicar las guarrerías que le causaron gracia o le hicieron sonrojar. Me refiero a hombres y mujeres. De hecho, en lo que respecta a las guarrerías, son más hombres que mujeres los que se sonrojan…

2. Imagina un escenario (y prepáralo)

Las guarrerías, cada tipo de guarrerías, tienen su lugar. No es lo mismo decirle a tu pareja «Te vas a comer esto ahora» cuando está tomando el café recién levantada, que si estuviese atada con esposas en la cama mientras la masturbas. No es lo mismo.

En lo que respecta a escenarios, evidentemente, hablo de cualquier escenario sexual o potencialmente sexual. Y, en concreto, los mejores son a los que os lleve vuestro imaginario BDSM. Todo puede empezar con un desafío tras una nalgada o con algo más elaborado si lo habéis hablado. Esto no solo tiene una importancia práctica casi obvia, sino que también te ayudará a discernir entre lo que es juego y lo que no lo es. Y eso es algo que no siempre es tan claro.

3. Identifica la frontera entre realidad y fantasía (y respétala)

Nadie es perfecto. Cualquiera perdido en el disfrute de las fantasías sexuales puede extralimitarse en los juegos sexuales. Parar y pedir perdón es la fórmula que indica que respetas a tu pareja y sabes distinguir ambos mundos. Y aún más, recuerda que no todas las guarradas que imaginas, incluso las que has compartido previamente con tu pareja, son algo que siempre, en todo momento sexual, se desean experimentar. Por ser más clara, que un día hayan funcionado a la perfección no significa que tu pareja quiera lo mismo de una manera permanente.

*Consejo para principiantes

El sexting puede ser una herramienta para dar el primer paso y evaluar los límites en los que os vais a mover. Por supuesto, sin olvidar que el sexo está en la cabeza, ¡en la cabeza!

Sabi@s son los que se dicen guarrerías (y hacen guarradas).

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