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Cagar de lejos no es cagar: Inventos chinos para parejas muy unidas

Retrocede mentalmente unos veranos, cierra los ojos e intenta poner música a la siguiente letra: «Quiero estar contigo, y vivir contigo y bailar contigo para tener contigo una noche loca…». La cantaba (es un decir) Enrique Iglesias hace unos años y el soniquete nos deleitaba o no (más cerca de que no) en los meses de un verano sin pandemia y con besos sin PCR. ¿Os acordáis de esto? No, yo tampoco.

Os voy a decir una cosa: a Enrique se le olvidó una tarea que puedes hacer también con tu pareja y que une mucho.  Me refiero a cagar. O defecar, si preferís porque seáis muy finos. El retoño de Julio, padre honorífico mundial, no conocía, sin duda, una ideaca loca de producto que han ingeniado los chinos, que resultó ser un vídeo de coña pero que me dio que pensar. Estoy hablando del váter para dos. Sí, has leído bien: un trono donde os sentáis dos porque, ¿acaso no hay algo que una más que esos momentos de intimidad compartidos? De todos es conocido que la mejor demostración de confianza es tirarse un cuesco o varios delante de su pareja, ¿verdad? Es la prueba de fuego: si la pareja sobrevive a eso, sobrevivirá a una hipoteca, a la compra de muebles en el Ikea y a la llegada del primer, segundo y tercer bebé. Entonces, ¿por qué no cagar también juntos?

Además, el supuesto fabricante diseñó diversos modelos para que podáis escoger el que más va con vuestra relación: el cagadero uno al lado del otro, para agarrarse de la mano cuando el mojón viene duro, por ejemplo; el cagadero frente a frente, para no dejar de mirarse a los ojos en esos momentos de apretón (este es adecuado para parejas muy empalagosas, de esas que se están tocando y besando todo el rato y que generan cierto repelús). El váter espalda contra espalda, para no tener que pasar el bochorno de que vea cómo te pones roja porque aprietas pero sin perder el contacto porque sabes que él está ahí, a tu espalda, dándote apoyo.

La pareja que caga unida permanece unida. Los chinos, cansados de los modelos súper molones de los váteres nipones (que tienen desde música a taza que se calienta), han dado una vuelta de tuerca a esto de ir al trono: se acabó buscar intimidad en el baño, disimular las flatulencias con el ruido de la cadena y enmascarar los olores (o creer que lo haces) encendiendo cerillas como loco. Basta ya de disimular y de avergonzarse: todo el mundo caga, tu idolatrada diosa también (y no flores precisamente). Y también caga Jason Momoa, a ver qué os creéis. Entonces, caguemos juntos, ¿por qué no? Practiquemos ese ejercicio de complicidad y confianza sin fisuras y si tiene que haber alguna fisura, que sea únicamente anal.

Sobre esto me viene a la mente otra canción empalagosa, la de Bailar Pegados y se me antoja que se adapta de maravilla a esta cuestión del váter porque cagar de lejos no es cagar, ¿verdad? Mejor todo juntos y más ahora en verano, con la caló…

Echa un vistazo al vídeo…

Yo no tengo (ni nadie tiene) un váter de esos (la verdad, no tengo apenas espacio para uno como para poner dos, tendría que quitar el plato de ducha y tampoco es plan), pero también defeco acompañada y sin desearlo, todo sea dicho. Las que somos madres no tenemos intimidad, la pierdes desde el mismo momento de las contracciones cuando pasarán por tu habitación de la clínica la matrona, la ginecóloga, los estudiantes interesados en verte el cuello del útero y un señor muy simpático que trabajaba de comercial en una farmacéutica y entró a darte ánimos. Así que, curada de espanto sobre la pérdida de la intimidad, no te costará adaptarte a cagar en compañía y no por el váter chino sino de tus vástagos: suele ser habitual estar sentada en el trono con tu churumbel encima o a tus pies, contándote lo que ha hecho en el patio o llorando porque su hermano le ha quitado el juguete.

Tú a lo mejor querías aprovechar ese momento para echar un ojo al Tinder y hacer unos likes, o para mirar los titulares de Twitter o simplemente, para no hacer nada y ahí estás, con el pequeño que parece ajeno a olores y flatulencias. Nadie te avisó de esto en el embarazo.

Yo justo estaba en ese momento All Bran (esto solo lo entenderán los que tengan cierta edad que por cierto, ya debieran estar vacunados o casi) apuntándome a un curso la mar de interesante cuando llegó mi peque. Intenté centrarme en el curso porque lo que veía en mi pantalla del smartphone tenía pintaza. Decía así: Seminario intensivo. Cómo prepararse a través de la energía sexual (kundalini) para ser parte de la primer (con errata incluida) migración consciente a las naves de la Federación Galáctica.

Lo sé, los que defendemos el lenguaje periodístico (conciso y tal) vemos el nombre del curso muy largo pero a veces la complejidad de la cuestión lo requiere. Y esto parece complejo, no me diréis que no, y supera lo de los viajes del Richard Branson y del Elon Musk juntos. Vamos, que sus planes de ir a no sé cual planeta parecen una cosa de chichinabo porque en este curso te prometen ir a las naves de la Federación Galática. Me imagino a Darth Vader esperando y se me hace el culo pepsicola.

Sigo con la información del curso: dura 5 horas (me parece largo, la verdad, a ver de dónde saco yo ese tiempo pero entiendo que una migración consciente a través de la energía sexual quizás necesite de su tiempo). Será online (muy propio por tema Covid), se grabará y el material se pasará a los asistentes (guay). Se ofrece refrigerio virtual, un certificado digital y un vídeo con una meditación.

El seminario lo imparte Ovidio Litoral, que no sé si tiene alguna vinculación con las fabadas Litoral, pueda ser. Él dice ser médium, duendólogo (esto me deja loca), máster en vidas anteriores nivel Teacher y máster en energías cuánticas (incas, mayas y egipcias entre otras). Chico, yo, que soy de letras, no sabía que hubiera tantas energías cuánticas, qué ignorancia la mía, así me va, que malvivo del periodismo.

Ovidio aclara que quien participe en este seminario (que cuesta 480 dólares porque Ovidio quizás sea duendólogo y hable con David el Gnomo pero tonto no es), debe hacerlo con el cuerpo desnudo. ¿Pensáis que este señor lo que quiere luego es pajearse viéndote para migrar a una galaxia cuántica a través de la energía sexual? No hombre no, lo de estar en cueros es muy importante, al parecer, para activar la energía de Ashtar.

No sé, entre lo del váter de los chinos y lo de Ovidio y su refrigerio virtual (¿querrá decir que cada uno en su casa, y Dios en la de todos, nos tomamos lo que queramos mientras abrimos los chakras?), lo de la Covid me parece casi premonitorio de una pronta extinción de la raza humana. Con migración consciente o sin ella.

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