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Travestis y Cross-dressers: Etiquetas del placer

Si escribís Travestis en Google, veréis como vuestra pantalla se llena con títulos como Vídeos porno de travestis, Travestis follando, Shemale, Ladyboy o Porno con transexuales, entre otros reclamos. Esto no es bueno ni malo a priori, pues lo único que muestran esos resultados es que muchísima gente pretende ver a travestis (o travestís) teniendo sexo, ergo se excita con la idea y las imágenes de hombres (¡o mujeres!) ora ataviados con las prendas normativamente asociadas al sexo «opuesto», ora con los cuerpos de transexuales; aquellos que han cambiado su apariencia física, su fenotipo.

Dicen que esa es la diferencia esencial entre un travesti y un transexual: el segundo habría completado «la transición» desde su género de partida (el «asignado» al nacer) al género de llegada (por una operación de sus genitales). El primero, el o la travesti, sería un término general para designar a quienes se visten con las ropas del género opuesto al asignado. Y esto no es mentira, aunque tampoco es toda la verdad, pues, en ambos casos, puede ser que ese «género» sea el propio «travesti» o el «transexual». Además, esa afirmación presupondría que si os identificáis con un género tendríais que vestir como se espera que vista ese género. Demasiada cuadrícula para la libre caligrafía de nuestras apariencias, ¿no os parece?

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Travestis y Cross-dressers

En este artículo nos vamos a centrar en el crossdressing y el travestismo como medios del deseo humano para el placer sexual, y dejaremos para otro momento «la cuestión de los géneros humanos».

¿Qué es «Travesti»?

Una travesti es una persona que nació con atributos sexuales masculinos cuyo deseo erótico la lleva a representarse como mujer (un travesti es la persona que nace con sexo femenino y desea una apariencia masculina), no solo físicamente, también en la conducta, en los hábitos que el grupo humano donde se desenvuelve fija como característicos del supuesto género opuesto. Ese deseo puede concretarse de distintos modos:

  1. Cambiar sus atributos sexuales de manera total y permanente mediante operaciones quirúrgicas, denominadas cirugías de reasignación.
  2. Transformar parcialmente su cuerpo, conservando su pene o su vagina, como único rasgo distintivo de su sexo.
  3. Vestir con prendas y añadir complementos: pelucas, uñas postizas o recortadas o accesorios para resaltar o disminuir la presencia del pecho, entre otras. Nota: practicar pegging no está directamente relacionado con el género. Que una mujer use un dildo con arnés en sus relaciones sexuales no significa que no se identifique con su género femenino.

Pongámoslo en abstracto: travestis se refiere a seres humanos que tienen el deseo y usan diferentes estrategias para mostrarse de maneras distintas a las que se les presupone por convenciones, desde su nacimiento.

¿Qué es Cross-dresser?

Habitualmente, se entiende por cross-dresser al hombre heterosexual que, de forma puntual, materializa una fantasía erótica masculina muy común, que es vestirse como supuestamente lo hace una mujer. Puntos a tener en cuenta:

  • No tienen por qué ser heterosexuales; también pueden ser gais o bisexuales sin que necesariamente sean travestis.
  • No tienen por qué ser solo hombres, una fantasía erótica femenina muy generalizada es la de vestir ocasionalmente como un hombre, y adoptar esas actitudes consideradas varoniles.
  • El hecho de que el o la cross-dresser sea heterosexual no significa que no disfrute el pegging o la estimulación anal. Y es que la orientación sexual no cambia por ponerse un arnés con un dildo o un vibrador ni porque se reciba sexo anal. La orientación sexual reside en una cuestión de gusto; es deseo erótico por el sexo con mujeres, hombres, transexuales o, simplemente, con personas, en general. Lo hemos dicho en múltiples ocasiones, el placer por la penetración anal no significa que un hombre deje de ser heterosexual, y que no pueda disfrutar un masaje de próstata por su pareja mujer; ni que una mujer, que tenga el anhelo erótico de penetrar a su pareja hombre, no identifique su deseo sexual con su cuerpo. Lo cual tampoco supone nada malo, pero sí que es el punto clave donde cross-dressers se distinguen de travestis.

¿Cuál es la diferencia entre cross-dressers y travestis?

En realidad, la distancia entre el cross-dressing y el travestismo estriba en una sola diferencia: la periodicidad con la que la persona se muestra vestida y/o con actitudes (socialmente asignadas como) propias del (que se considera) sexo opuesto. ¿Por qué?

  • Porque ser travesti no determina la orientación sexual; pueden ser heteros, homosexuales o bisexuales.
  • Porque ser cross-dresser tampoco implica el deseo por un sexo en concreto.
  • Porque puede que los y las travestis identifiquen su deseo sexual con sus atributos sexuales, pero no con la cotidianidad de su rol de género. Más claro: puede que un hombre encuentre todo el placer sexual del coito con una mujer, pero, en su día a día, vista falda, lleve prótesis sostenidas con un sujetador de encaje, maquillaje y tacones de aguja.

De hecho, la etimología de ambos términos implica la idea de cruzar, atravesar, traspasar (del francés, transvestite, donde trans es más o menos lo mismo que cross, al igual que vestite y dressing significan atuendo, ropa, vestido, indumentaria).

Como veis, ninguno implica una orientación sexual ni tampoco una identificación de género concreto, al menos, de los géneros que normativamente nos cuentan. Por eso, al comienzo del artículo, hablamos del travesti y del transexual como géneros en sí mismos. Pero esto es una cuestión que trataremos en otro artículo.

Ahora, queremos entender qué son el travestismo y el crossdressing que, dicho sea de paso, tienen que ver, pero no son transformismo. Un transformista es un artista que se viste como el «sexo opuesto» para realizar un espectáculo. O sea, Femme Letal o Miguel Bosé en la maravillosa película de Almodóvar Tacones lejanos. Si no la habéis visto, enfatizamos que la hemos calificado de «maravillosa» (nosotras, los Goya, los Globo de oro y los Premios César, entre otros). En esta misma línea habría que considerar a las Drag Queens y los Drag Kings, con las mismas posibilidades de desenvolverse en su vida no artística como travestis, cross-dressers o ninguno de los anteriores.

Travestismo y cross-dressing son nada más que adoptar estrategias estéticas para conducir el deseo erótico, y nada menos que la valentía de decir a una identidad querida que la sociedad ni ha enseñado como alternativa ni comprende, en definitiva, un sí quiero a unas etiquetas de placer.

¿Qué buscan los hombres en las travestis?

Esta pregunta es una búsqueda muy frecuente en Internet. No vamos a incidir en lo que esta cuestión esconde, pues es, simple y desgraciadamente, la incapacidad de entender su comportamiento femenino. Más preocupantes, sin embargo, son las respuestas que se dan en esos artículos: desde el inocuo morbo, hasta la comprensión entre machos (la travesti, dicen, en algún momento fue varón) se esgrimen como motivos por los que un hombre hetero busca sexo con travestis. ¡¡Como si tener pene fuese un motivo universal de concordia!! Y, para rematar, en la mayoría de esos posts hablan de relaciones sexuales pagadas.

No vamos a pontificar sobre la prostitución, pero si dejaremos claro lo que ya habíamos dejado caer en nuestro artículo sobre el colectivo LGTB y el matrimonio igualitario: muy probablemente, el hecho de que muchas transexuales (que no necesariamente travestis) se tengan que prostituir, provenga de los prejuicios a ser contratadas; de igual modo que muchas travestis que lo desean, no dan el paso a la transexualidad por miedo a no encontrar otro trabajo.

Quizás la pregunta ¿Qué buscan los hombres en las travestis? se debería transformar en ¿Qué hacemos para que las transexuales no se vean abocadas a la prostitución? Esto es, desde luego, algo sobre lo que la sociedad debería pensar. Pero de lo que no cabe duda es que travestis y cross-dressers buscan la identificación de su imagen con el deseo sexual. Más o menos, lo que hacemos todos y todas cuando nos miramos al espejo antes de acudir a una cita.

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