Novelas eróticas

«Contes et nouvelles»: Las fábulas libertinas de Jean de La Fontaine

Hay un juego en extremo divertido,
Que renueva a menudo nuestro fuego,
Y que juega el más lego,
Pues no se necesita gran sentido.
Jean de La Fontaine

La cigarra y la hormiga, El cuervo y el zorro, La liebre y la tortuga o El león y el ratón son algunas de las fábulas infantiles que consagraron a Jean de La Fontaine como uno de los fabulistas más relevantes de la literatura. Sin embargo, este autor francés logró fervientes admiradores y enemigos acérrimos con una obra anterior: Contes et nouvelles en vers, una colección de cuentos picantes y eróticos en verso, que sufrieron la persecución de la Iglesia y la censura por su contenido libertino, irreverente y anticlerical.

Jean de La Fontaine

 El hijo rebelde

Jean de La Fontaine nació en Château–Thierry en 1621, en el seno de una familia burguesa en proceso de ennoblecimiento. Aunque inició estudios de Derecho, sus padres lo inscribieron en el Oratorio de San Felipe Neri para que asistiera al seminario. No obstante, un año después, el joven renunció a la idea del sacerdocio y reanudó sus estudios de Derecho en París.

En la ciudad de la luz, La Fontaine reforzó su admiración por autores clásicos (como Esopo, Fedro, Horacio o Virgilio), poetas barrocos franceses y corrientes literarias italianas, que cimentaron su pasión literaria, frecuentó sociedades literarias y libertinas, y se unió a un círculo de jóvenes poetas, Les chevaliers de la Table ronde (Los caballeros de la mesa redonda), entre los que se encontraban Pellisson, François Charpentier, Tallemant des Réaux y Antoine de Rambouillet de La Sablière (que se casaría con Margarita de la Sablière, futura mecenas y protectora de La Fontaine).

Este también se casó (mas no por amor, sino en un matrimonio de conveniencia) con Marie Héricart; la unión concertada fue distante e infeliz, y, tras tener un hijo (Charles), se separaron. Libre de ataduras (él se desentendió de ambos) y con el apoyo de Nicolas Fouquet, La Fontaine se entregó de lleno a la literatura; aunque sus primeras obras, L’Eunuque o El eunuco (1654), Adonis o Adonis (1658), Élégie aux nymphes de Vaux o Elegía a las ninfas de Vaux (1661) y Ode au Roi u Oda al Rey (1663) obtuvieron un tibio reconocimiento.

Contes et nouvelles en vers

En 1665, se publicó Contes et nouvelles en vers, un conjunto de relatos eróticos recopilados y versificados por Jean de La Fontaine, que se inspiraban en autores clásicos (Anacreonte, Herodoto, Ateneo), franceses (Rabelais, Margarita de Navarra, Bonaventure Des Périer) y en obras de los siglos XV y XVI, como el Decamerón de Giovanni Boccaccio o el Roland furieux de Ariosto.

Aunque el estilo de estas fábulas libertinas es directo, y su lenguaje expresivo y pícaro, no es tan crudo, escatológico y sexual como el otros autores posteriores como Alexandr N. Afanásiev, sino poético, musical, refinado, sensual y sugerente.

El éxito inmediato de los relatos eróticos le animó a publicar una segunda parte el año siguiente, que causó las delicias de los nobles, que las leían en los salones y reuniones privadas. Por el contrario, la Iglesia y la Corte los miraban con recelo, porque además de criticar y burlarse de la hipocresía religiosa, la mayoría de las historias picantes se desarrollaban en conventos y monasterios, entre abadesas, novicias, curas, frailes y confesores.

«Vense en breve amparados bajo el techo / De la celda, y el monje, entusiasmado, / Sin más ni más la tira sobre el lecho, / Y a besarla se va, determinado. / A firmar pronto el plácido convenio. / «¡Cómo! exclama la niña sorprendida, / ¿Es así como dais lección de ingenio? / —Es así, por mi vida». / Responde el fraile, y de deleite lleno, / Posa su mano sobre el blanco seno. / «¿Y así también? —Sí tal. Es de la ciencia». / Inés tiene paciencia. / El ingenio con tacto y con acierto / Sigue avanzando, pues Inés aguanta, / Y tanto se adelanta / Que a la fin y a la postre llega al puerto. / A Inesita la cosa daba risa, / Y el monje, con recato, / Repitió la lección a poco rato; / Y viendo a la doncella tan sumisa, / Procedió a la tercera, ardiente y vivo, / Que era el buen padre muy caritativo».

A esta crítica y anticlericalismo se suma el carácter ingenioso de La Fontaine, que si bien le valió la amistad de ilustres como Molière, Jean Racine, Nicolas Boileau o Perrault, y el mecenazgo de nobles como la duquesa de Bouillon o la duquesa viuda de Orleans, también la repulsa del Rey Sol y su Corte, que le criticaban tanto por su amistad con Fouquet (al que Luis XIV envió a prisión perpetua en Pignerol), como por su fama de vividor, mantenido y dilapilador de la fortuna familiar («Hombre de fábulas y de fábulas vive», decían de él sus detractores).

Las fábulas para el Delfín

La Fontaine intentó congraciarse con el rey francés escribiendo Fables choisies, mises en vers (Livres I–VI) o Fábulas escogidas y puestas en verso (1668) y Fables nouvelles et autres poèmes o Nuevas fábulas y otros poemas (1671), para el Delfín (hijo de Luis XIV), con un enfoque más didáctico y moralizante, y un estilo elegante y culto, bajo la dedicatoria «Je me sers d’animaux pour instruire les hommes» (Me sirvo de los animales para instruir a los hombres).

Las fábulas, inspiradas en autores clásicos (como Esopo o Fedro) y protagonizadas en su mayoría por animales humanizados, trataban temas morales como la avaricia, la injusticia, la arrogancia, la estupidez y la astucia popular, criticando con cierta ironía el poder y los vicios sociales.

Además, el deseo de legitimarse como un autor serio y respetable, en un época en la que la Corte del Rey Sol se volvía más conservadora y este abusaba de su poder absolutista, le impulsó a escribir otras obras alejadas de las fábulas libertinas y relatos galantes, como Les Amours de Psyché et de Cupidon o Los amores de Psique (1669).

Sin embargo, La Fontaine no pudo evitar la tentación de publicar otra colección de fábulas libertinas en 1671. Aunque los relatos eran más «galantes» y menos anticlericales, el clima de represión imperante y el poder de la Iglesia favorecieron la censura, y se prohibió su venta, retrasando su ingreso en la Academia francesa.

Aprendida la lección y debilitado por su situación económica, La Fontaine se cobijó bajo el ala de Margarita de la Sablière, amiga (y, según las malas lenguas, una amante entregada, a la que el autor llamaba «la belle âme» (el alma bella) en sus escritos), y se centró en recuperar su prestigio, con nuevas colecciones de fábulas moralizantes, traducciones y adaptaciones de clásicos, poemas y obras teatrales.

En sus dos últimos años de vida, sin la compañía de su gran amiga y mecenas, fallecida en 1693 (a la que en su epitafio poético, Discours à Madame de La Sablière, escribió «Ella fue todo para mí»), y enfermo de tuberculosis, La Fontaine se retiró del ambiente de los salones literarios y la Corte del Rey Sol, acercándose a la espiritualidad y religión, y renunciando públicamente a sus obras más licenciosas.

Censura y legado de las fábulas libertinas de La Fontaine

Un año después de su muerte, se publicó en Francia la edición definitiva de los Contes et nouvelles, con ilustraciones de Romain de Hooghe, célebre grabador neerlandés conocido por sus composiciones satíricas y barrocas. La obra tuvo tal reconocimiento que, en los años siguientes, se publicaron ediciones de los cuentos libertinos de La Fontaine no solo en Francia, sino también en Ámsterdam e Inglaterra (destaca la edición londinense de 1896, Tales and Novels in Verse, publicada por The Society of English Bibliophilists, que puedes disfrutar en estos dos enlaces: Tomo 1 Tomo 2), con ilustraciones de autores como Charles-Dominique-Joseph Eisen o Fragonard. A pesar de su éxito, las fábulas libertinas de La Fontaine fueron incluidas en 1703 en el Índice de Libros Prohibidos de la Iglesia por su erotismo, frivolidad y anticlericalismo, prohibiéndose su lectura y publicación, y custodiándose en el Enfer (Infierno) de la Biblioteca Nacional de Francia (la sección de acceso restringido donde se conservaban libros de contenido sexual explícito, anticlericales o «peligroso»).

Sin embargo, la persecución y censura de la Inquisición no pudieron impedir que los Contes et nouvelles influyeran notablemente en autores como Félix María de Samaniego (quien versionó algunas de sus fábulas libertinas en El jardín de Venus), Jean-Baptiste Gresset, Claude Prosper Jolyot de Crébillon o Nicolas-Edme Rétif de la Bretonne, dignos herederos del espíritu galante, irónico, ingenioso, crítico y provocador de La Fontaine.

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Fuentes
Emilio Palacios Fernández. Félix María de Samaniego, adaptador de cuentos eróticos de La Fontaine. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/flix-mara-de-samaniego-adaptador-de-cuentos-erticos-de-la-fontaine-0/HTML..
Víctor Moreno, María E. Ramírez, Cristian de la Oliva, Estrella Moreno y otros. Biografía de Jean de la Fontaine. Buscabiografias.com.
LaFontaine.net. Madame de la Sablière.
LaFontaine.net. Discours à Madame de La Sablière.