Películas eróticas

Tasso (des)monta la película: Las edades de Lulú o la atemporalidad del afeitado púbico

Las edades de Lulú es una película erótico-dramática española del emblemático director español de cine Bigas Luna. Se estrenó en 1990 y está basada en la novela de Almudena Grandes del mismo título, que la hizo merecedora del prestigioso premio La Sonrisa Vertical. Trata de la Naturaleza, de la vida y del despertar sexual de sus personajes, que viven en Madrid. La película cuenta con los actores Francesca Neri, Óscar Ladoire, Fernando Guillén Cuervo, Javier Bardem y María Barranco, entre otros. Los experimentos sexuales a los que se entregan los personajes tendrán una peligrosa implicación…

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Las edades de Lulú

Sinopsis

Lulú (la actriz Francesca Neri) tiene quince años, es virgen y se siente atraída  por Pablo (el actor Óscar Ladoire), el mejor amigo de su hermano Marcelo (el actor Fernando Guillén Cuervo). Pablo es bastante mayor que ella. Cuando él regresa de Estados Unidos, donde se fue por trabajo, le pide matrimonio. Ambos empiezan una relación apasionada, desarrollando un gusto especial por ciertos juegos sexuales peligrosos.

Tráiler

Una película arriesgada

El tema del descubrimiento de una sexualidad desenfrenada y liberada en una España post-franquista era todo un reto más que arriesgado para Bigas Luna, un cineasta de moda, atípico, marginal pero ya de culto. Al año de la publicación de la novela de Almudena Grandes, en plena movida madrileña, Bigas Luna decide llevar a la gran pantalla el libro. Hubo una gran química entre la novela y su formato cinematográfico, y la trama fue respetada en todo momento, con el añadido de un toque artístico del maestro Luna. Se dijo en la época que, por primera vez, el libro no era mejor que el largometraje (algo que no suele suceder muy a menudo en las adaptaciones de bestsellers a la gran pantalla), sino que andaban a la par…

Las escenas de sexo: deseos prohibidos

Es el relato de un viaje iniciático. Una joven encuentra a su mentor que le va a hacer descubrir su sexualidad: gozo, sensualidad, sodomía, exhibicionismo, travestís… Este lento ascenso sexual va a culminar con un trío que se convertirá en el punto de ruptura, un punto de no retorno en la vida de Lulú. Porque este “tercero” en cuestión resultará ser el hermano de la heroína. Incluso si ya existía un “amor” recíproco entre ambos, la frontera del interdicto del incesto nunca se había franqueado. Hasta ese día y bajo los ojos cómplices de su marido. Este descubrimiento trastorna y destruye la relación del matrimonio. A raíz de este acontecimiento, Lulú se rebela y se deja llevar por una sexualidad errática, cada vez más extrema, hasta el punto que llega a protagonizar sesiones de sadomasoquismo que pondrán su vida en peligro.

Una película que no ha envejecido

El ambiente de la película nunca es sombrío porque estamos en el ámbito de la introspección etnológica, de las nociones del bien y del mal y de la famosa pregunta que se ha repetido hasta la saciedad de si “el amor físico es una vía sin salida…”, tema largamente tratado por Kubrick, Antonioni, Gainsbourg, etc.

La película se deja ver como un film policíaco, con un suspenso opresivo; las escenas eróticas están magníficamente rodadas, en una atmosfera acogedora, aterciopelada, rojo carmín, en definitiva. El relato permite incluso al director rodar varias escenas de afeitado púbico, un clásico en la fantasmagoría de Bigas Luna. Paradójicamente, la película no ha envejecido para nada porque el tema de fondo es totalmente atemporal. Además, Luna ha sabido salirse magistralmente del marco de la época de la “movida madrileña”. Pero, contrariamente a su compatriota Pedro Almodóvar, Bigas Luna no es un adepto de la ternura y de la delicadeza, a pesar de este ambiente agradecido, que podía haberse convertido fácilmente en algo muchísimo más oscuro.

Un apunte nada desdeñable: la banda sonora es maravillosa. Lou Reed encaja a la perfección en este largometraje.

Lo que quizá no sabías…

Cuando se estrenó la película, se prohibió a los menores de 16 años.

Dicen que la actriz Ángela Molina iba a tener el papel de la protagonista. Sin embargo, se retiró cuando se enteró del tono de las escenas sexuales que tenía que rodar.

Javier Bardem tiene un pequeño papel de gay en el film. Fue uno de sus primeros en la gran pantalla.

Francesca Neri, finalmente elegida para sustituir a Molina fue doblada al español por otra actriz.

María Barranco obtuvo el Premio Goya al mejor papel femenino secundario por su actuación de una mujer trans prostituta.

Conclusión

Es una película que hay que ver y volver a ver. Quizá se le puede reprochar un happy ending un tanto grotesco que, en mi modesta opinión, se rodó en dos minutos, cronómetro en mano… Sin embargo, Las edades de Lulú sigue siendo, a pesar de todo, un pequeño diamante difícil de encontrar y que aconsejo conservar en vuestra videoteca, para los que todavía compráis  películas.

También os animo a revisitar la novela de Almudena Grandes que le permitió dedicarse de lleno a la literatura.

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