Curiosidades

52 Blue o Whalien 52: ¿La ballena más solitaria del mundo?

The most lonely creature in the world
I’m a whale
Do you wanna know my story?
BTS

En 1989, una serie de hidrófonos de vigilancia instalados por la Marina de los Estados Unidos en el Océano Pacífico, para rastrear submarinos soviéticos, detectó unas señales de 52 hertzios (Hz) que les pusieron en alerta, al pensar que su origen era artificial y podía indicar la presencia de una nave enemiga… pero no lo era.

Tras finalizar la Guerra Fría, algunos de sus documentos se desclasificaron y William Watkins, científico marino experto en bioacústica, determinó que eran las vocalizaciones de una ballena, algo muy inusual, puesto que el rango de frecuencia habitual de comunicación de las ballenas azules se encuentra entre 10 y 39 Hz y las de aleta no supera los 20 Hz.

Durante 12 años, Watkins y su equipo de la Institución Oceanográfica Woods Hole monitorizaron y registraron las migraciones y patrones vocales del cetáceo (al que apodaron the 52-hertz whale o 52 Blue) con SOSUS (el sistema original de la Marina estadounidense), concluyendo que posiblemente el cetáceo era un híbrido macho entre las dos especies y viajaba solo, ya que no seguía los patrones de migración habituales y no registraron más cantos que el suyo.

Tras la muerte de William Watkins, su equipo publicó un estudio en el que detallaban sus hallazgos y pronto, la sociedad apodó a 52 Blue como «la ballena más solitaria del mundo». Ciertamente, lo era, puesto que era imposible que otro cetáceo pudiera escuchar su canto, a pesar de que recorría miles de kilómetros, durante las temporadas de apareamiento, por todo el Pacífico Norte central y oriental (tan al norte como las islas Aleutianas y Kodiak, y tan al sur como la costa de California, nadando entre 30 y 70 km diarios) buscando un compañero con el que compartir su soledad.

52 Blue estaba Blue[1].

52 Blue

Canto, comportamiento y apareamiento de las ballenas azules

La ballena azul o Blue Whale (Balaenoptera musculus), también conocida como rorcual azul, es un mamífero marino que ha fascinado al hombre desde tiempos inmemoriales no solo por ser el animal más grande de la Tierra (hasta 30 m de longitud y 180 t de peso), sino porque se comunica con sus congéneres con vocalizaciones complejas, que varían según la región, la temporada, el momento del día y el comportamiento (cazar, socializar, competir, buscar pareja, aparearse, etc.).

Cuando llega la época de celo (desde finales de otoño a comienzo de la primavera), los machos emigran miles de kilómetros hacia aguas cálidas buscando a las hembras, mientras emiten cantos largos y graves (que los científicos consideran verdaderas «canciones de amor») para alertarlas de su presencia y establecer dominancia.

Aunque no son tan agresivos como otros mamíferos acuáticos como los tiburones, si varios machos aspiran a la misma hembra, compiten entre sí mediante exhibiciones de fuerza, movimientos sincronizados y cantos armoniosos, que serán determinantes para que ella se decida por uno u otro, ya que los cantos fuertes y prolongados indican una mejor condición física y aseguran una mejor descendencia.

A pesar de su gigantesco tamaño, el cortejo y apareamiento de estos cetáceos es armonioso y delicado. Cuando la hembra acepta al pretendiente, ambos inician un baile de seducción y juegos previos, que incluye pequeños toques, roces y caricias. Cuando llega el gran momento, se acoplan frente a frente y el macho la penetra. Como no podía ser de otro modo, las dimensiones del falo de la ballena azul son bestiales: hasta 3.6 m de largo y 300 kg de peso (muy por encima del falo del cachalote, de 1.70 m y 70 kg que se exhibe en el único museo de falos del mundo, la Faloteca de Islandia).

Tras más de un año de gestación, nace una sola cría que mide alrededor de 7-8 metros de longitud y puede llegar a pesar tres toneladas. La madre amamantará al ballenato durante, al menos, 6 meses, con 380-550 litros de leche diarios, que le permitirán aumentar 90 kg de peso ¡al día!, y se mantendrán juntos hasta que decida independizarse.

Aunque las ballenas azules suelen ser solitarias, pueden vivir durante largas temporadas en pareja o en grupos de individuos de hasta 60 ejemplares, por lo que la historia de Whalien 52 o la ballena de 52 hertzios se ha convertido en un símbolo del aislamiento y la soledad de un ser que busca incansablemente compañía en la vastedad del océano, cantando una melodía que no puede ser escuchada.

La ballena más solitaria del mundo quizá no lo esté

No todos los científicos están de acuerdo con William Watkins y su equipo. Christopher Willes Clark, científico especializado en bioacústica de conservación, considera que el canto de Whalien 52 no es tan anómalo. Este pionero en el uso de tecnologías acústicas para estudiar y proteger mamíferos marinos afirma que se han detectado muchos tipos de cantos de ballenas diferentes de los de otros grupos, dependiendo de la región en la que habiten; algo así como «dialectos» o «acentos», por lo que otros congéneres podrían escucharla, aunque no la reconozcan como una llamada típica de su especie.

Por otro lado, en 2010, frente a la costa de California se captaron llamadas con el mismo patrón de 52 Hz, pero en sensores muy separados, por lo que John Hildebrand, del Instituto Scripps de Oceanografía, aventura que podrían ser varios cetáceos cantando.

En 2021, se estrenó The Loneliest Whale: The Search for 52, un documental que muestra una expedición científica para encontrar a la ballena de 52 Hz. Aunque no pudieron confirmar su existencia de manera definitiva, sí detectaron señales acústicas similares, pertenecientes a distintos individuos, y además reportaron el avistamiento de un posible híbrido azul-aleta, que podría ser la fuente de estos cantos.

El gran enemigo de la ballena de 52 hertzios: El ser humano

Joshua Zeman, director de The Loneliest Whale: The Search for 52 (La ballena más solitaria: La búsqueda de 52) declaró en una entrevista que, en cierto modo, la búsqueda de 52 Blue se asemejaba a la de Ahab en Moby Dick: «Es un poco como Moby Dick en varios sentidos. Todo el mundo en el documental tiene su propia búsqueda “ahabiana”. Ya sea el bioacústico que quiere encontrar algo, ya sea el etiquetador de ballenas que quiere encontrar algo, ya sea la persona en casa que espera que lo encontremos, ya sea la otra persona en casa que espera que no lo encontremos».

Una metáfora muy poderosa, sin duda, pues al igual que Moby Dick, la ballena más solitaria del mundo se enfrenta a un peligro mayor que su soledad: la inmensa avaricia del ser humano.

The Loneliest Whale: The Search for 52 denuncia la contaminación acústica generada por el ser humano (con sus perforaciones, actividades industriales, sonares militares y barcos) y su impacto en la comunicación y orientación de los cetáceos, al afectar a su comportamiento y calidad de vida.

Por otro lado, las ballenas azules y otros cetáceos se encuentran en peligro de extinción por el aumento del tráfico marítimo (y las colisiones con barcos), el cambio climático (que reduce drásticamente su alimento y modifica sus rutas migratorias), la contaminación plástica y química (redes, plásticos, microplásticos y toxinas que debilitan su sistema inmunológico, dañan a sus fetos y las ahogan), redes fantasma (más de 300,000 ejemplares mueren anualmente atrapados en redes de pesca abandonadas) y, claro está, la caza de balleneros como Ahab, que continúan cazándolas a pesar de la moratoria impuesta por la Comisión Ballenera Internacional, con arpones explosivos que las condenan a morir tras 25 minutos de dolorosa agonía.

Resulta irónico que la ballena de 52 hertzios o Whalien 52 se haya convertido en la protagonista de canciones, poemas y libros que la humanizan, erigiéndola como un símbolo del aislamiento, la incomunicación, la búsqueda infructuosa de compañía, la soledad, debido a su canto único, cuando el verdadero peligro es el mundo al que el ser humano la condena.

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Fuentes
Watkins, W. A., Daher, M. A., George, J. E., & Rodriguez, D. (2004). Twelve years of tracking 52-Hz whale calls from a unique source in the North Pacific. *Deep Sea Research Part I: Oceanographic Research Papers, 51*(12), 1889–1901. https://doi.org/10.1016/j.dsr.2004.08.006
Amer, P. (2021, September 28). Inside the nail-biting quest to find the ‘loneliest whale’ [Podcast episode]. *Scientific American*. https://www.scientificamerican.com/podcast/episode/inside-the-nail-biting-quest-to-find-the-loneliest-whale/
Lippsett, L. (2005, April 5). A lone voice crying in the watery wilderness. *Oceanus*. Woods Hole Oceanographic Institution. https://www.whoi.edu/oceanus/feature/a-lone-voice-crying-in-the-watery-wilderness/
Fessenden, M. (2015, April 15). Maybe the world’s loneliest whale isn’t so isolated, after all. *Smithsonian Magazine*. https://www.smithsonianmag.com/smart-news/maybe-worlds-loneliest-whale-isnt-so-isolated-after-all-180955005/
Academia Lab. (2025). *La caza de ballenas en Japón*. Enciclopedia. https://academia-lab.com/enciclopedia/la-caza-de-ballenas-en-japon/
[1] N. de la A. Blue juega con un doble sentido en inglés: blue por «ballena azul» y blue como sinónimo de tristeza o melancolía