BDSM

Spanking o cómo dar nalgadas y chicotazos sin destrozar un culo en el intento

Spanking, azotar, dar nalgadas, dar chicotazos… distintos términos y expresiones que nombran lo mismo: El azotador (spanker)  golpea repetidamente el culo del azotado (spankee) con la palma de la mano o con instrumentos como una correa, vara, fusta… con el objetivo de proporcionarle dolor y placer físico y emocional al mismo tiempo («Pain is so close to pleasure, everybody knows»), mientras disfruta de la excitación que otorga el rol dominación/sumisión.

¿Quieres aprender cómo disfrutar de esta práctica sexual sin perder tu mano y el culo de tu amante en el intento? ¿Sí?  Entonces, sigue este nuevo curso de la Academia para Mentes Perversas de Brenda B. Lennox.

Sigue leyendo…

BDSM

Spanking

Ante todo, aclarar que hay, al menos, dos maneras distintas de vivir el spanking: como práctica BDSM, con roles de dominación y sumisión marcados; y el del mundo «Vainilla», en el que también se pueden asumir esos roles, pero sin la profundidad y connotaciones del BDSM.

En este artículo, explicaré las reglas básicas para todo aquel que desee iniciarse en el arte de dar azotes partiendo de una regla inquebrantable: sexo SANO, SEGURO y CONSENSUADO. El pilar central de esta práctica sexual es la confianza basada en un acuerdo previo en el que los amantes fijan los límites para saber a qué atenerse y poder abandonarse al juego. No hay que olvidar que el azotado confía en el azotador porque este ha asumido su responsabilidad, sabe lo que hace, no le lesionará y no abusará de su poder. Sin esto, todo carece de sentido y puede convertirse en un juego peligroso de abuso físico y emocional que dejará heridas imborrables.

Reglas básicas para dar nalgadas

Ya he comentado que los azotes pueden darse con la palma de la mano o con distintos instrumentos como una vara, regla, correa, caña de bambú, fusta, látigo, zapatilla… Cada uno tiene unas determinadas características (largo, ancho, material, flexibilidad, textura, etc.) que cumplirán una función dependiendo de lo que queramos hacer. Como este artículo es para principiantes, te recomiendo que uses solo tu mano siguiendo estos consejos:

  • Empieza dando nalgadas sobre la ropa, luego por encima de la ropa interior y, finalmente, pasa a la piel. Así calentarás poco a poco la zona, estimulando  la circulación sanguínea y evitarás los cardenales.
  • Generalmente los diestros utilizan la derecha y los zurdos la izquierda, pero si las alternas, además de poder dar nalgadas durante más tiempo, generaras en el spankee el placer psicológico de la incertidumbre.
  • Para practicar el spanking debes colocar la mano de una de estas tres formas: recta (jamás de canto), en forma de copa (con la mano ligeramente ahuecada y los dedos unidos) o azotar solo con estos como si fueran látigos.
  • Los primeros azotes duelen más, por eso es mejor que los des con la mano en forma de copa, de un modo contundente (pero no muy fuerte) y sonoro. Como el cerebro empezará a generar endorfinas, la resistencia al dolor irá aumentando, por lo que deberás ir intensificando la fuerza de la nalgada y también cambiar la forma de la mano.

En dónde dar las nalgadas y cómo

¿En las nalgas? Efectivamente. Nunca des chicotazos en la zona lumbar, puedes lesionar nervios como el ciático, tendones y músculos; tampoco el ano ni los genitales; ya, ya sé que los azotitos suaves en la vulva pueden ser excitantes, pero estamos aprendiendo y si calculas mal… el clítoris tiene 8.000 terminaciones nerviosas, imagina.

Así que, azota principalmente en el centro de cada glúteo, un poco en donde se unen la nalga y el muslo y otro poco en la parte trasera de los muslos. En los glúteos, puedes dar el chicotazo con más fuerza, pero en las dos últimas hazlo con suavidad, porque son muy delicadas y el azote será muy doloroso.

Una de las partes más importantes de la azotaina son las pausas, tanto a nivel emocional como físico. A nivel emocional, la parada es para el spanker tanto una demostración de cariño como una fuerte demostración de poder; y para el spankee, un momento de alivio emocional mezclado con el miedo de la incertidumbre, al no saber si volverán las nalgadas ni cuándo. En cuanto al nivel físico, azotar sin pausa entumece la zona al sobrecargar las terminaciones nerviosas, a lo que se suma la resistencia al dolor por la liberación de endorfinas. Parar supone, en cierto modo, un nuevo comienzo.

El aftercare en el spanking

El aftercare es uno de los pilares del spanking, puesto que el azotado ha soportado dolor físico y emocional y se encuentra en una nube. Abrazar, acariciar, besar, decir palabras cariñosas…  son el bálsamo que todo buen azotador debe emplear para reconfortar, tranquilizar y conectar emocionalmente con el azotado, devolviéndole a la realidad. Asimismo, debe curar con delicadeza  la zona que ha recibido las nalgadas con bálsamos o lociones como aceite para bebés; aunque, como hay personas a las que les escuece, te recomiendo Aloe Vera, un remedio natural que cura cualquier irritación o lesión en la piel, ayudando a su regeneración.

Luego, podéis acurrucaros debajo de una manta abrazados para que su cuerpo se tranquilice, comer un poco para recuperar fuerzas, daros un largo baño o cualquier otra cosa que desee el azotado para recuperar el equilibrio de sus emociones.

Puede que en los días posteriores a una sesión, sobre todo si esta ha sido intensa, el spankee se sienta confuso a nivel emocional, es una de las consecuencias de lo que se denomina subspace, un estado alterado de conciencia que se experimenta durante los juegos sexuales en los que se proporciona dolor. Es un estado de trance motivado, en parte, por la segregación de adrenalina, endorfinas y encefalinas que pueden sobrepasar al sumiso perdiendo la noción del tiempo y la realidad física; por lo que es básico que el spanker reconozca las señales y sepa cómo actuar durante la sesión y en los días posteriores, para que el spankee se recupere totalmente.

En resumen, dar nalgadas o chicotazos no es sacudir un culo como a una estera, es respetar un acuerdo previo sobre la base del sexo SANO, SEGURO Y CONSENSUADO; saber dónde azotar, cómo, cuándo; estar muy pendiente de cómo reacciona el spankee  ante el subspace y parar cuando hay que parar; curar y reconfortar  y, sobre todo, escucharle y obedecerle (salvo cuando detectemos que ha perdido el control y podemos exceder los límites seguros) porque, en realidad, es el que tiene la última palabra.

Mes de la Mujer: 40% de DTO. + JUGUETE GRATIS GRATIS

X