BDSM

¿«Kink» o fetiche?

«Lo normal es ser raro» diría la psicóloga y experta en fetiches, Arola Poch.

Para saber qué es «lo normal y lo raro» (o lo normal que es ser «raro»), te recomendamos esta breve reseña con fragmentos de la obra, escrita y seleccionados por la misma autora: ¿Te gusta algo diferente en el sexo? No te preocupes, lo normal es ser raro. Aquí, sin embargo, vamos a tratar de una distinción dentro de las «rarezas» y cómo se desarrollan.

¿Es lo mismo tener un kink que tener un fetiche? ¿Cuándo me empezó a excitar?

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En su traducción convencional, «kinks» son manías, vicios, desviaciones, es decir, algo que ha sido asociado tradicionalmente con los fetichismos entendidos como parafilias, y estas como desviaciones o perversiones sexuales.

Aunque algunos se resistan a aceptarlo, hoy ya podemos hablar de esas rarezas tan normales que tanto placer dan, so pena de que también nos confundan cuando entran en conflicto con las normatividades y los «qué dirán si pido esto en la cama», sin que nos lleven al frenopático para hacernos una lobotomía.

¿Qué es un «kink» y qué es un fetiche?

Según Helena Lorimer, «un kink es cualquier cosa que pueda clasificarse como un acto sexual no convencional. Básicamente, es lo opuesto a «vainilla»… aunque esta también es una definición imprecisa. ¿Cómo puede ser tan difuso? Pues porque un kink es una de esas cosas tan únicas y personales para cada persona o pareja».

De otro lado, aunque «un fetiche está en el mismo ámbito que un kink, es más un deseo anormal por algo, como un objeto, una parte del cuerpo (generalmente no genital), cierto tipo de material, etc. De hecho, casi cualquier cosa puede ser fetichizada. Por ejemplo, un fetiche en auge es el de pies. Una intriga anormal y, a veces, una excitación causada por los pies de alguien».

¿Cuál es la diferencia entre tener un kink y ser fetichista?

La distinción genérica pasa por entender que un kink es una práctica sexual no convencional, algo que se hace fuera de la propia normalidad y que sirve o al menos pretende mejorar el acto sexual. Es decir, «una acción fuera de lo cotidiano que intentas y te excita». Mientras que el fetichismo sería «una fijación en un determinado objeto o acto que es necesario para que la persona logre la satisfacción sexual». Es decir, «la primera es una mejora de la intimidad de la pareja, y la segunda su remplazo».

¿Cómo se desarrollan los kinks y los fetiches?

La primera pregunta que viene a todo profano en la materia es si se trata de algo natural  adquirido, algo innato o que se aprende y si ello se lleva durante toda la vida con la misma intensidad o incluso si puede desaparecer por completo.

Según el Dr. Richard Krueger, del Centro Médico de la Universidad de Columbia:

«En términos generales, el caso típico puede ser que alguien se encuentre con un objeto por accidente o le llame la atención el cuero, las muñecas (de juguete) o una parte de otro ser humano que no sea (típicamente) sexual, como un pie o un dedo del pie, y lo encuentre placentero, por lo que continúa usándolo de una manera sexual».

Samuel Hughes, investigador de la Universidad de California, decidió emprender una gran búsqueda para descubrir cómo y por qué las personas desarrollan sus kinks y fetiches. Y descubrió que aquellos que tenían uno o más kinks o fetiches se podían incluir en una o más de estas cinco categorías (inspiradas en el modelo Cass, sobre el proceso de salir del armario para personas homosexuales).

Infancia: Cuando se encuentra un kink o fetiche antes de los diez años, muy a menudo antes de que se haya dado cuenta del concepto de kink o fetiche y antes de que los mismos provoquen excitación sexual.

Autoexploración: Entre las edades de cinco y catorce años, uno puede buscar ciertos tipos de erotismo mientras aprende sobre sus cuerpos y lo que les gusta.

Introspección: Entre los once y los catorce años, uno se da cuenta de que tiene ciertos intereses y es capaz de evaluar cómo impactan en su vida, ya sea de manera positiva o negativa.

Comunidad: Se trata de la fase en la que entiende que otros comparten los mismos problemas y fetiches, y que sucede aproximadamente después de los once años. Aunque esa comunidad a menudo se descubre a través de Internet o en eventos, grupos o conferencias después de los dieciocho años. Este sentido de comunidad a menudo le da a la persona un sentimiento de pertenencia y le permite ver su kink o fetiche bajo una luz positiva.

Exploración externa: Esto es cuando una persona participa activamente y se involucra en su kink o fetiche. Es decir, estar con otra persona, al menos, y practicar sus preferencias.

Conclusión

Es difícil diferenciar un kink de un fetiche, dado a que a menudo se tratan de experiencias muy personales y únicas, que también están sujetas a la forma en que la sociedad cambia.

Quizá nos tendríamos que quedar con que un fetiche siempre contiene un kink, mientras que no todos los kinks tienen por qué ser fetiches.

De cualquier modo, hay algo muy claro y es que no hay por qué sentirse raro si se desarrolla excitación por cosas no convencionales (siempre que no incluyan violencia o daño a uno mismo u otros seres vivos). Cuando se trata de sexualidad, disfruta y se disfrutado.

Lecturas recomendadas:

Sin miedo y sin armarios: Soy fetichista

Fetiche y fetichismo sexual: ¿Cosificando personas o personificando deseos?

Los pros y los contras de contar tus fetiches

Atando términos: El diccionario BDSM para «kinksters» advenedizos

Saca a relucir tus mejores fetiches en el Día Internacional del Fetichismo

Otras fuentes:
Kink. Wikipedia.
¿Qué es el sexo kink? S. Dominguez. Sex Positive.
«What’s Latex Got to Do With It?». Rothstein, Edward (5 de octubre de 2007). The New York Times.
What´s the difference between a kink and a fetish? Helena Morimer. Volonté.

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